Gregorio Samsa

Cierras un libro al que le dedicaste horas de labranza, el peso de tu cuerpo se comprime hasta dejarse caer como la sombra de un mar abierto en los sentidos. Te levantas sabiendo que la tarde poblará de acertijos cada columpio en el parque y que con cada paso el resorte de tu impulso llevará el ajeno mandato al cerebro de no reconocerte. Estarás así de aturdido desde un ayer que ha ido prolongándose por meses; la pendiente indicará el lugar exacto en donde doblar o persistir las emboscadas. 
Ya te sucede, no puedes alzar la cabeza, las páginas del libro brillan en tus ojos, nadan hasta la superficie. Los dedos te devuelven al anaquel.

Jimmy Valdéz
Kafka como Gregor Samsa / LUIS SCAFATI
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